José Manuel Sala Martí nació en Valencia, España, en el año 1981. Es abogado, licenciado por la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE), y MBA por el IESE de Barcelona. Desde el año 1987 hasta 1999 estudió en Pozuelo de Alarcón, en el Colegio Retamar, y guarda un recuerdo muy grato de aquel Pozuelo de los 90.

Además de contar con más de 20 años de experiencia como abogado asesor de empresa, es un apasionado de la historia y de la literatura clásica de aventuras. Colabora con alguna plataforma digital especializada en narrativa histórica, y es miembro de la prestigiosa  asociación de escritores: «Escritores con la Historia».

 

Es autor del relato corto «La maldición del castillo de Enfer» (KDP, 2109) y de la novela histórica “Los Cautivos de Castilnovo” (Ediciones HRM, 2022), obra por la que ha obtenido recientemente el IV premio de novela historíca de de Pozuelo de Alarcón. El jurado que concedió el premio destacó que la obra es «una obra emotiva y absolutamente respetuosa con la Historia, que atrapa desde la primera página. Extraordinariamente documentada y maravillosamente escrita, utiliza un lenguaje muy cuidado e inusualmente rico, que, junto a la minuciosa descripción de paisajes, ciudades, palacios y galeras, transporta al lector al Mediterráneo del siglo XVI y el mundo fascinante de los tercios».

Redactor: Juan Pablo Montero

 

Por cierto, ¡enhorabuena por el premio!

Muchas gracias.

 

¿Qué lleva a un abogado a interesarse tanto por la historia?

Pues yo creo que, en parte, es fruto del ambiente familiar en el que he crecido. En mi casa, hablar sobre Historia, cultura o religión era algo corriente. Y, quieras o no, eso despierta en la persona una curiosidad natural por los grandes temas de la vida. Ahondar en la Historia es ahondar en el conocimiento del ser humano y de uno mismo. Como decía Tuñón de Lara: «La comprensión del pasado es el entendimiento del presente». Además, es una excelente cura contra los discursos, políticamente interesados, que tratan de manipular y reinventar el pasado.

Creo que es importante que todos, aunque tengamos profesiones muy diversas y absorbentes, guardemos un espacio en nuestras vidas para el cultivo de las humanidades.

 

¿Cuándo decides que quieres escribir y contar historias por ti mismo?

Siempre me ha gustado escribir historias. Cuando era niño, me divertía escribir pequeños relatos en los que ponía a mis amigos de protagonistas y luego se los regalaba. Me encantaba ver sus reacciones al verse en los relatos. Para mí era como un juego. Luego, con el pasar de los años y el calor de la vida, me olvidé de la creación literaria, aunque nunca dejé de leer. Sin embargo, hace unos años, cuando estaba pasando por un momento de crisis personal, decidí releer (o incluso leer por primera vez) los clásicos de la literatura universal de aventuras, como un medio de evasión ante los problemas. Esas novelas que (en mi opinión) se clasifican erróneamente como «literatura juvenil». Y desde algún lugar recóndito del corazón, el niño, que jugaba escribiendo historias a sus amigos, regresó con ganas de seguir jugando.

 

“Los Cautivos de Castilnovo” es un viaje a una España poderosa, quizás el momento de mayor esplendor patrio ¿Por qué esta época para narrar tu historia?

Escribir sobre el Siglo de Oro español no fue intencionado. Lo que me atrapó y despertó mi interés fue la historia de los supervivientes al asedio de Castilnovo. Las novelas de aventuras, que siempre he amado, sólo tenían un inconveniente: eran pura ficción; una invención surgida de la imaginación del autor. Sin embargo, cuando descubrí la historia de los cautivos de Castilnovo me encantó que, teniendo todos los elementos de la novela de aventuras, era auténtica, real; y, además, desconocida para el común de los lectores. Y no me pude resistir a escribirla.

 

¿Cómo ha sido el proceso de documentación?

Apasionante, aunque pueda sorprender.

Es una de las fases de la creación literaria que más he disfrutado. Quizá por la particularidad de las fuentes históricas que he manejado: los relatos o avisos escritos por los «hombres de frontera». Hombres de acción que vivieron en primera persona la frontera mediterránea y lograron informar sobre sus vivencias. Su lectura es, en sí misma, un placer, pues muchos de ellos escriben con gran expresividad y belleza literaria.

Aquí debo un agradecimiento especial al catedrático de Historia de la Universidad de Alcalá de Henares, Emilio Sola, y su proyecto: «El archivo de la frontera», gracias al cual descubrí la ingente literatura de avisos (casi inédita) que se conserva en los archivos españoles.

 

Sin hacer mucho spoiler, destaca un momento de la novela que más puede sorprender

Bueno, sorprender con la Historia nunca es fácil, pero creo que al lector le puede llamar la atención las múltiples pesquisas que el Imperio fue capaz de poner en práctica para intentar comprar la lealtad del corsario Barbarroja. Una operación secreta que duró varios años y que podría haber cambiado la historia del norte de África. Además, da una idea del nivel de desarrollo de los servicios de espionaje e información con los que ya contaba la monarquía hispánica a mediados del siglo XVI. Nada que envidiar a las historias de espías de la Guerra Fría.

 

¿Para cuándo la próxima? No es por meter presión, pero ya queremos otra historia

¡Ja,ja! Tengo ya un proyecto en marcha que, si Dios quiere, estará listo para finales de año. En esta ocasión me salgo del genero histórico y del mundo del Mediterráneo clásico que tanto me apasiona. Pero prometo volver algún día a mis galeras de corsarios berberiscos y a ese Mediterráneo fronterizo, peligroso y seductor que ha inspirado «Los Cautivos de Castilnovo».

 

¿Habiendo pasado tantos años en el municipio qué significa Pozuelo para ti?

Para mí, Pozuelo es mi infancia, pues ahí estudié en el Colegio Retamar mis 12 años de EGB, BUP y COU… El recuerdo de una época muy feliz. De cuando conocí a muchos de los amigos que luego me han acompañado a lo largo de toda una vida.

 

¿Qué recuerdos tienes de esa época de estudiante?

Recuerdo las ligas interescolares de fútbol y baloncesto en las que arrasábamos. El mítico polideportivo, Carlos Ruiz, que para nosotros era como jugar en Maracaná; el centro comercial del Zoco: auténtico destino de evasiones a donde llegaban la mitad de los intentos de pellas, novillos, y canastas de las clases del colegio; o el Torreón, donde intenté ligar por primera vez con resultado mejorable…

 

¿Ha cambiado mucho la localidad?

Mis recuerdos son los de un niño… Pero todo lo que oigo de Pozuelo es bueno. La última vez que estuve allí fue el día en que me concedieron el premio literario. El teatro Mira, con capacidad para 500 personas, colgó el cartel de aforo completo. No creo que haya muchos municipios en España que organicen un evento cultural sobre novela histórica, un viernes por la tarde, y logren ese nivel de afluencia. Dice mucho de su Ayuntamiento y, sobre todo, de los pozoleños.