Pozuelo tiene magia y tradición, es un municipio que te termina atrapando. Una de las cosas que recuerdo de pequeño era caminar por la calle e ir saludando con mi madre a todo el mundo, todos se conocían. Cuando iba a comprar con ella, aparte de la lista de compra, mi madre siempre charlaba con los comerciantes del tiempo, de la familia y de la vida en general. Una de las personas con las que lo hacía era con Rosario, en la panadería de toda la vida.

Han pasado los años y todo ha cambiado, pero los comercios, por desgracia cada vez menos, sigue teniendo esa magia, la misma que tiene la panadería de Rosario en la Galería Las Flores.

 

¿Hace cuánto tiempo que lleva el establecimiento abierto?

Pues hace ya bastantes años, desde septiembre del año 87, es decir que llevamos ya casi 35 años con la panadería, pero mucho antes empezó Andrés mi marido con el reparto de pan.

 

¿Cómo definirías tu establecimiento?

Más que una panadería es como un punto de encuentro, aquí vienen personas de muchas zonas, de muchas culturas, con problemas diferentes y aquí se les atiende, se les escucha y aparte de eso compran el pan jajaja.

 

¿Al principio era solo panadería o siempre ha sido así?

En realidad siempre ha sido panadería y ultramarinos, un comercio que mezcla todo, para esas cosas del día a día, pan bueno de horno de leña, productos frescos como la leche Priégola y productos a granel donde cada persona compra lo que necesita con total confianza.

 

¿Siempre lo tuviste en la Galería Las Flores?

Menos los años del reparto siempre hemos estado aquí, antes de ser nosotros los propietarios, era de Isabel Durán que estuvo muchos años y a veces los más mayores me confunden con ella.

 

¿Cuéntame cómo era un día a día al principio con los clientes?

Al principio era muy diferente, casi no había grandes superficies y muy pocos supermercados, los clientes acudían al mercado y aquí lo compraban todo, el grado de confianza era muy alto entre los comercios y su clientela, era muy típico mandar a los niños a por cosas y luego lo pagaban sus padres. Por eso aquí hemos visto pasar muchas generaciones, niños que venían a comprar con sus madres, ahora vienen con sus hijos y eso hace que estar detrás del mostrador sea muy agradecido.

 

¿Por qué Pozuelo?

Bueno, aquí llegamos cuando nos vinimos de un pueblo de Jaén y nos establecimos con varios familiares, al final echamos las raíces en este pueblo.

 

¿Ha cambiado mucho el municipio?

Ha cambiado mucho, como todos los sitios, antes era más pueblo ahora es más ciudad aunque el centro del pueblo resiste y nos seguimos conociendo todos.

 

¿Cómo son los pozueleros?

Los pozueleros son gente tranquila, muy de sus vecinos, como hemos hablado antes las personas que viven en el centro se conocen casi todos y eso les hace tener mucha conexión, y aquí los comercios pequeños tenemos un papel muy importante, de punto de unión y servicio, la población ha envejecido mucho y no manejan las tecnologías, por eso tener el comercio muy cerca de ellos les da tranquilidad, saben que estamos aquí.