La preocupación por el medioambiente es cada vez más palpable entre la sociedad. Cada vez somos más los ciudadanos que nos preocupamos por reciclar, reducir plásticos, ahorrar energía e incluso comprar alimentos provenientes de la agricultura o crianza sostenibles.
En Montegancedo estamos comprometidos con ese cambio y por ello en este blog procuramos darte ideas sencillas para aplicar en tu día a día. Hoy queremos hablarte de los abonos orgánicos y cómo conseguir unas plantas bonitas en casa de forma sencilla y ecológica.
El abono es cualquier tipo de sustancia orgánica o inorgánica que contiene nutrientes en formas asimilables por las plantas, para mantener o incrementar el contenido de estos elementos en el suelo, mejorar la calidad del sustrato a nivel nutricional, estimular el crecimiento vegetativo de las plantas, etc.
Como en cualquier otro producto existen diferentes tipologías, marcas y precios, aunque normalmente no son muy caros. El abono proporciona organismos beneficiosos que las plantas necesitan. También contamos con numerosos tipos de fertilizantes sintéticos que cumplen esta función, pero en estos casos debemos tener en cuenta que estos complementos no son naturales por lo que cuantos más vertamos peor será la calidad de la tierra.
Abono orgánico es el término usado para referirse a la mezcla de materiales que se obtienen de la degradación y mineralización de residuos orgánicos de origen animal (estiércoles), vegetal (restos de cosechas) y restos leñosos e industriales (lodos de depuradoras) que se aplican a los suelos con el propósito de mejorar sus características químicas, físicas y biológicas al aportar nutrientes que activan e incrementan la actividad microbiana de la tierra.
Este tipo de abono es rico en materia orgánica, energía y microorganismos y bajo en elementos inorgánicos. Por eso, siempre que puedas te recomendamos que optes por lo natural. Aquí te proponemos 5 abonos naturales que podrás utilizar en casa:
Estiércol. Probablemente es el mejor fertilizante natural tanto para el jardín como para la huerta. Se pueden comprar bolsas de estiércol descompuesto, aunque si tenemos animales lo ideal es que utilicemos sus propios excrementos después de haberlos compostado.
Pieles de plátano. Sí, has oído bien, pieles de plátano. Es un tipo de abono menos común que el estiércol, aunque mucho más beneficioso para nuestro jardín. Proporciona grandes cantidades de potasio perdido por las plantas y permite que las floraciones sean mucho mayores. Simplemente hay que cavar un agujero e introducir las pieles para que haga sus efectos. Así de sencillo.
Cáscaras de huevo. Los culturistas de primer nivel las ingieren para estar en forma e incluso sirven de repelente. Pero si las queremos utilizar como fertilizante tenemos que romperlas y tirarlas a los hoyos de nuestro huerto, aunque también podemos triturarlas hasta convertirlas en polvo y después expandirlas por la base de las plantas. Aportan carbono y calcio indispensables para nuestro huerto.
Recortes de césped. A esto le podríamos llamar la cuadratura del círculo pues los beneficios de aportan son elevados y el coste y la preparación es muy sencilla. En este caso tenemos que meter el césped en un recipiente con agua para dejarlo que se diluya durante un día más o menos. Después solo hay que utilizar el líquido resultante y pulverizarlo sobre nuestras plantas. Esta solución aportará nitrógeno a tus flores y vegetales.
Por último, os recomendamos los posos del café. Aunque parezca increíble, después de tomarnos una taza de café no tenemos que tirar sus posos. Estos pueden proporcionar una interesante cantidad de nitrógeno. Se pueden mezclar con el suelo o extenderlos por la superficie. ¡Los resultados serán increíbles!
En definitiva, las recomendaciones que hemos hecho en este post son todas respetuosas con el medioambiente y, lo mejor de todo, su precio no es muy elevado. Ya nos contarás los resultados.