Desde el pasado mes de marzo, la educación ha tenido que dar paso, estando o no preparada, a la enseñanza a distancia. La docencia online, a pesar de que en menor medida ya estaba instaurada en nuestra sociedad, se presenta como una alternativa seria y predominante. 

La pandemia del COVID-19 que ha sometido a la sociedad a un encierro forzoso ha cambiado las reglas del juego. Distintas escuelas, desde el nivel más básico hasta el más elevado, han tenido que tomar medidas para realizar las clases en este nuevo entorno de confinamiento. La consecuencia ha sido que el rumbo de la enseñanza ha cambiado para siempre. 

En Estados Unidos, una encuesta nacional realizada por ClassTag, plataforma gratuita dedicada a la comunicación para escuelas, revela la preocupación que ha ido creciendo durante los últimos meses alrededor de las clases en línea y el profesorado de nivel básico. «El aprendizaje remoto en la educación temprana es un territorio desconocido», señaló Vlada Lotkina, cofundadora y directora ejecutiva de ClassTag, para Forbes. 

Caralee Adams, docente y periodista con más de 25 años de experiencia, analiza en The Hechinger Report que el profesorado debería, idealmente, contar con un entrenamiento en profundidad de semanas, e incluso meses, previo a lanzar un programa de aprendizaje en línea. Esta preparación debería contar con amplias estrategias para crear una enseñanza atractiva y una orientación frente a frente con las tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) necesarias para la experimentación de primera mano de lo que es ser un estudiante a distancia. 

Enrique Dans, prestigioso profesor de Innovación en IE Business School, en su reconocido blog ha afirmado que “el cambio no va a ser puntual, sino permanente: en el futuro, toda actividad educativa tendrá lugar no en modo presencial u online, sino en modo líquido, capaz de trasladarse de uno a otro soporte de manera inmediata y sin solución de continuidad, y de manera persistente a lo largo de toda la vida del alumno”. 

 Entre las ventajas de estudiar online, la mayoría de las personas destacan que: 

  • Es el estudiante quien marca los tiempos: los estudios online permiten tomar clases en el momento que se elija y no cuando la institución lo ordene. 
  • Se consiguen los objetivos más rápido que de forma presencial. 
  • Se cuenta con una enseñanza de calidad basada en clases personalizadas y tutores privados que hacen más eficiente el aprendizaje, al tiempo que evita al estudiante perder tiempo esperando resolver las dudas que se le plantean.  

 

El futuro en España 

Uno de los grandes problemas que tendremos que subsanar en España es la falta de medios tecnológicos. Durante el confinamiento por el COVID-19 las entidades sociales alertaron de que algunos colectivos más vulnerables no disponían de la tecnología necesaria para recibir clases durante el encierro. Esto tiene y debe cambiar si queremos estar junto al resto de países punteros como Estados Unidos, Suecia, Alemania, Japón o Reino Unido. 

Nuestro país, uno de los frentes que tiene abiertos en lo que respecta a educación, es el de abastecer de tecnología a la llamada España vaciada. Son muchos los hogares que todavía no han experimentado la asimilación digital y es labor de empresas y administraciones aportar soluciones.